La grande bellezza
Todo un muro cubierto de lápidas de la Roma antigua con inscripciones en Lapidaria Romana, la venerable madre de todas las tipografías con serif, serif originariamente provocado por la salida del escoplo al grabar la piedra. Es muy significativo que un recurso surgido de un problema puramente técnico se haya convertido en algo tan bello cuando ha desaparecido su razón primera.
El Trastevere, el barrio al otro lado del río, siempre me recuerda la escena de la Roma de Fellini donde las mesas de un restaurante, en plena cena, se desplazan alegremente para permitir el paso del tranvía. Hasta hace poco había dos temas que no se podían tratar en una cena sin provocar radicales enfrentamientos: los toros y el bidet. Después ha aparecido un tercero: La grande belleza de Sorrentino.